Consejos y cuidados

¡A bañarse!

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Fotografía cortesía de: Emma Mayfield

Como organizar el baño de tu perro

El baño de nuestra mascota no tiene por qué convertirse en una tarea pesada para el propietario y una causa de ansiedad para el perro, sino que la higiene regular debe formar parte de su rutina cotidiana y constituir una fase más de su educación y de la convivencia en el hogar.

Para que esto sea así, a continuación se pueden seguir estos consejos sencillos.

Antes del baño: los preparativos

El pelo del perro deberá estar perfectamente desenredado y libre de pelo muerto. Es decir, antes del baño, hay que cepillarlo bien. También, deberemos tener todos los utensilios preparados y a mano, antes de meter al perro en la bañera, donde nunca debe quedarse solo.

En el interior de la bañera o tinaja colocaremos una toalla o alfombrilla gruesa, acorde con el tamaño del perro, para evitar que se resbale.

Uno de los motivos por los que muchos perros se resisten al baño es que se resbalan con frecuencia durante el baño. También hay que preparar el champú, acondicionador o mascarilla y dos toallas si el perro es de tamaño mediano o grande.

La primera servirá para absorber la mayor parte del agua durante el primer secado, y la segunda toalla para eliminar la humedad antes de aplicar el secador de pelo.

Además, si tenemos objetos de cristal próximos a la bañera hay que retirarlos e intentar que el cuatro de baño esté lo más despejado posible para poder maniobrar sin dificultad. En el caso de tratarse de perros medianos o grandes, esto es esencial, ya que aunque los hayamos secado, ellos siempre se sacuden el agua después del baño.

«En el cuarto de baño no debe hacer frío y tampoco debe haber corrientes de aire».

Fotografía cortesía de: Emma Mayfield https://www.flickr.com/photos/syzygial/

Fotografía cortesía de: Emma Mayfield
https://www.flickr.com/photos/syzygial/

Durante el baño

Una vez que hayamos metido a nuestra mascota sin brusquedad y con mucha calma  en la bañera y comenzaremos a mojarlos con agua templada. Conviene poner el agua a la misma temperatura que para nosotros, o ligeramente más fría, según la época del año, para que el perro no tenga frío ni calor, no se ponga nervioso y esté confortable.

No es conveniente llenar la bañera de agua, sino que el nivel debe llegar a cubrirle las patas o como mucho, rozar su barriga, siempre en función del tamaño del animal. Si cubrimos casi por entero al perro, no podremos enjabonarlo, ni maniobrar bien.

Por otra parte, hay que controlar la presión del agua, que será la mínima para que salga un chorro aceptable para enjuagarlo, puesto que si abrimos demasiado los grifos, la presión del agua sobre el animal provocará que éste se asuste o le moleste.

A continuación se aplica el champú. Lo mejor para enjabonarlo bien es no aplicarle el champú directamente del envase al cuerpo (hay muchas personas que vierten directamente el champú del envase en el lomo del perro), porque así sólo se consigue que la mayor parte del producto se deposite en una zona y no se distribuirá bien por todo el cuerpo, con el consiguiente riesgo de que no quede bien limpio.

«El enjuagado se realiza con abundante agua y de manera concienzuda.»

Los peluqueros caninos profesionales suelen tener en un recipiente (generalmente de plástico) la cantidad de champú que van a utilizar ya diluida previamente en un poco de agua templada, y reparten la mezcla por todo el cuerpo del perro, lo que facilita que el producto penetre bien y limpie adecuadamente.

Además, resultará más fácil de enjuagar, ya que no es tan espeso como el champú que sale directamente del bote.

Al mismo tiempo sirve para ahorrar champú, ya que cuando utilizamos el producto directamente del envase, suele salir mayor cantidad de la que realmente necesitamos, a menos que el envase lleve un buen dosificador.

También se puede hacer una mezcla en las manos con un poquito de champú diluido con el agua que ya se tiene en la bañera y luego se va aplicando en el pelo. A veces son necesarios dos enjabonados, pero esto depende de lo sucio que esté.

Normalmente se suele empezar por las «manos» y pies, que es donde se acumula mayor suciedad, y después se va ascendiendo por el resto del cuerpo.

Se finaliza lavando la cabeza, que es la zona que mas molestias les suele causar a nuestras mascotas, ya que les puede entrar jabón en los ojos y los oídos.

En esta zona hay que proceder con cuidado, ya que no les debe entrar agua ni champú en los ojos, los oídos o la nariz. Se puede regular el caudal de agua y ponerlo al mínimo para que no le moleste o usar una esponja si no tiene el pelo largo o muy espeso.

La cabeza se le inclina ligeramente hacia arriba y hacia atrás para facilitar la tarea y evitar que le entre agua en los ojos, aplicando la cantidad de champú justa para que no haga exceso de espuma y se pueda enjuagar rápidamente.

Las reglas de oro

  • Utilizar siempre un champú para perros, nunca bañarlo con champú para personas. Los productos de higiene y cosmética caninas están tan evolucionados que existen múltiples tipos de champús según sea su tipo de pelo, piel, e incluso su color de pelo.
  • Hay que asegurarse de que está bien enjuagado y de que se ha eliminado completamente el champú del pelo, ya que de lo contrario, podría ocasionar irritaciones cutáneas en los perros más sensibles.
  • Jamás se debe dejar al perro mojado, y mucho menos en un lugar donde haya corrientes de aire o haga frío. El perro tiene que quedar completamente seco, sin rastro de humedad, que podría ser perjudicial para él.
  • La boca del secador deberá quedar situada a unos treinta centímetros de distancia del cuerpo del perro para evitar que el aire caliente le queme o le irrite los ojos y no dirigir nunca el chorro de aire hacia sus ojos directamente.

En caso necesario, dependiendo del tipo de pelo que tenga el animal, después de eliminar el champú, se le aplicará el acondicionador, que también será bien aclarado con agua para que no queden restos en el pelo.

Después del enjuagado realizado con abundante agua y de forma concienzuda, llegará el temido momento de las sacudidas de agua que realiza el perro, que suelen mojar también al propietario.

Esto, es prácticamente inevitable, aunque se puede minimizar si intentamos escurrir con las manos la máxima cantidad de agua posible, antes de sacarlo de la bañera, esta maniobra requiere un poco de destreza y paciencia para que el perro no se haga daño, y el dueño no acabe resbalando en el suelo del cuarto de baño.

«Antes de salir de la bañera o tinaja habrá que escurrir con suavidad el pelo de la cola, las patas y las orejas».

boxer baño

Fotografía cortesía de: Emma Mayfield
https://www.flickr.com/photos/syzygial/

Una vez fuera de la bañera, se secará bien con la toalla (pero sin restregones bruscos), insistiendo sobre todo en las «manos», pies y orejas, sobre todo si son largas o caídas (en las cavidades de los oídos se suele acumular la humedad, y puede provocar otitis).

Si el perro tiene la piel con pliegues como el Shar-Pei o el Carlino, hay que poner especial atención en que estos pliegues queden bien secos, para evitar irritaciones.

Si la mascota es de tamaño grande o tiene un pelaje abundante, utilizaremos una segunda toalla antes de pasar al secador, momento cumbre del proceso, porque la mayoría de los perros detestan el ruido que hace este aparato.

Para hacer mas llevadero el secado con secador de pelo es mejor no comenzar directamente por la cabeza, para que se vaya acostumbrando al ruido y las molestias. Cuidado al regular la temperatura del secador, que deberá ser de aire templado, para no quemarle la piel.

En las peluquerías caninas disponen de secadores y expulsadores de aire profesionales cuya potencia y características especiales permiten acortar el tiempo de secado, pero con el secador de pelo que tenemos en casa este proceso se alarga casi el doble.

La boca del secador deberá estar a una distancia aproximada de treinta centímetros de la piel del perro.

Si tiene el pelo muy largo y abundante, y él lo tolera, incluso pueden secarlo dos personas a la vez para acabar antes. Para los pelajes largos o lisos se puede trabajar a dos manos: con una se va secando y con la otra, se pasa el cepillo al mismo tiempo por la zona o mechón, lo que permite ir desenredando o alisando al mismo tiempo.

En cambio, si el pelaje es espeso y tupido hay que comprobar con las manos que no queda ningún resto de humedad en ninguna zona, ya que el exterior del pelo se seca pronto, pero el interior retiene más tiempo la humedad.

Como toque final, si se desea, se puede pulverizar por el pelo un poquito de colonia especial para perros o aceite de lavanda.

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Amante de los animales, la naturaleza, y la fotografía. Redacto artículos para mi blog canino, tratando de seleccionar temática que le sea de utilidad al lector, especialmente sobre enfermedades, razas, cuidados y los últimos avances científicos para conocer y cuidar de nuestros fieles compañeros.